REFLEXIONES DE UN DOCENTE “OCASIONAL”


REFLEXIONES DE UN DOCENTE “OCASIONAL”

El texto que viene a continuación no es un ataque personal contra algún ser humano de los que estoy rodeado en la actualidad, aunque cito personajes casi con nombre propio, son una serie de reflexiones que me he hecho y que ahora toman un tinte más profesional y laboral que en oportunidades anteriores y a través del cual quisiera exhortar a docentes, estudiantes y público en general a movilizar las conciencias para tomar las acciones que están en nuestras manos y realizar cambios en la manera de enfrentar el diario vivir.

  1. Las “libertades” que se dan los politiqueros de turno
    Reza el dicho o la máxima: tu libertad va hasta donde comienza la libertad de tu prójimo, pero la verdad para todos aquellas personas que están acostumbradas a ignorar hasta su propia naturaleza y que, aún así, pretenden saberlo todo, este dicho lo parafrasean como: tu libertad va hasta donde tu prójimo deje. Y hemos dejado demasiado, estamos esperando que el politiquero, el “dotor”, el “chamán”, etc., nos solucione la vida, que alguien venga a darnos la cura a todos nuestros males pero, está más que demostrado que estas personas están solucionando las suyas a costa de lo que nosotros permitimos; el problema, como siempre somos nosotros y nadie más que nosotros mismos, no es posible adjudicar la responsabilidad de nuestros actos a otros, los actos y responsabilidades de los otros son de los otros, las responsabilidades y actos nuestros son nuestros. No podemos argüir en nuestra defensa la ignorancia, así jurídicamente sea cierto para aquellos que nunca han pisado una escuela, pero para un docente universitario no puede ser menos que vergonzoso escudarse en que ignoraba lo que le estaba sucediendo y con ello pretender que sea juzgado de forma más benevolente. La libertad que tienen en este momento los politiqueros que se encuentran en cuanto cargo de decisión hay, la tienen gracias a los actos que voluntariamente hemos ejecutado: el voto, la designación, o el silencio cómplice con todo aquello que emanan desde estos puestos y que para nada son en nuestro beneficio.
  2. Las esclavitudes que aceptamos voluntariamente
    Otro dicho interesante es el que reza “la ignorancia es atrevida”, más sin embargo, podría reformularse como que la ignorancia es atrevida y un camino seguro a la esclavitud. A nivel general esclavizarse es sencillo basta con no hacer algo que implique esfuerzo y aceptar como viene lo que venga, resultado: la situación actual del mundo. Aceptamos la esclavitud cuando claudicamos a lo que por derecho nos pertenece, aceptamos la esclavitud cuando cambiamos un plato de comida hoy por el alimento al que tenemos derecho en los próximos 10 o 20 años, nos esclavizamos cuando siendo integrantes de una institución de educación superior renunciamos a la academia y aceptamos lo que se nos impone sin ningún atisbo de análisis, pero principalmente somos esclavos de nuestra conformidad puesto que la inercia es tan cómoda que llegar a cambiar un acto de ese programa diario resulta a veces “impensable”. La tercerización del trabajo, así suene moderno, es una forma de esclavitud que se ha impuesto en los últimos años por encima de la constitución y la ley y principalmente en las universidades, situación que ha resultado tan rentable que hasta edificios se han construido con base en los recortes salariales, algunos en las alma maters, otros en los “terrenitos” de quienes han sido cómplices y ejecutores de la ilegalidad, pero que de igual forma hemos aceptado en condición de esclavos voluntariamente sometidos. Algunos podrán replicar que son cabeza de familia, que si se quedan sin trabajo cómo van a alimentar a sus hijos, a lo que se puede responder que en la misma situación están los más de 600 ocasionales, 62%, de la población docente de la UPTC y que conseguir, de la noche a la mañana, 600 remplazos es bien difícil; este es un momento coyuntural que hay que aprovechar para librarnos del yugo del término “ocasional”, de la forma despectiva como algunos lo pronuncian y ejercer aquello que la corte constitucional innumerables veces ha sentenciado: la democracia en las universidades debe ser participativa, lo que implica que usted o yo hacemos parte de las decisiones, su obligación y la mía no es aceptar de forma ciega lo que otros en su “sabiduría” eligieron que era lo bueno. Si no nos hemos dado cuenta el problema central no es el plato de comida de hoy sino además la garantía de condiciones dignas para trabajar y la garantía de poder darle una educación igual o mejor a nuestros discípulos y a nuestros hijos.
  3. La aparente ausencia de sensibilidad
    Como muchas veces lo ha dicho Noham Chomsky “La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales … Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real”, no hay sino que mirar lo que ahora está pasando en nuestra universidad cuando los docentes, mal llamados ocasionales, reclaman sus derechos legitimados desde la misma constitución, comienza el saboteo oficial para diluir la poca cohesión que estamos teniendo. Ante grandes retos grandes acciones y además, la grandeza nuestra se muestra en la grandeza de nuestras acciones, no es posible aceptar la inercia administrativa y esperar que nuestra situación mejore. Para hacer el cambio tenemos que cambiar de raíz, eso implica comenzar a movilizar nuestra conciencia en pro de hacer evidente la problemática a nivel social, a nivel estudiantil, a nivel profesoral, a nivel académico, etc., pero sobretodo a nivel personal. De qué sirve que otros estén luchando si no me he dado cuenta de por qué luchan y más importante por quién, las luchas de otros no tienen sentido sino significan algo para cada uno de nosotros, es la misma sensibilidad que hay que despertar por el secuestro, las violaciones, el maltrato a la mujer, la venta de empresas rentables con argumentos estúpidos, etc. que están tan en boga en los últimos tiempos. Sensibilidad que sólo se despertará si cada uno logra vencer esa pesada carga del no pensar, del no leer, del no enterarse de lo que sucede, del aceptar todo como viene porque es más sencillo. Si bien, la parsimonia es un principio de modelación estadístico, hemos caído en ella con nuestras vidas y hemos simplificado la gran riqueza que tenemos como seres humanos a dos o tres variables “relevantes”: comer, dormir y ejercer actos reproductivos, que conste que no es igual que hacer el amor.
  4. La gran responsabilidad docente
    Tal parece que la labor docente se ha convertido exclusivamente en una forma de ejercer las tres variables medidas en el modelo parsimonioso que se ha creado de la dinámica social y que han sido nombradas con anterioridad y de lado se han dejado las reflexiones éticas, el pensar de forma prospectiva para imaginar mundos posibles y mejores y la responsabilidad como impulsores o marcadores de derroteros para la gran energía que tiene la juventud. La labor docente se ha convertido en una relación fofa de lucha entre el docente y el estudiante en donde argumentos mediocres pululan por doquier para ocultar la gran simplificación de vida que nos venden todos los días por algunos canales nacionales y profundizar el sinsentido de una forma simple pero efectiva, para excusar y evitar una lucha legítima que se debería dar: ideas, argumentos, contraejemplos, demostraciones, taxonomías, construcciones, reconstrucciones, etc., para crear conocimiento, para crear conciencia, para modelar un mejor ser humano que realmente contemple la complejidad de su pensar, de su sentir y de su actuar como profesional llamado a generar los cambios necesarios para hacer de su entorno algo mejor. Y cuál es la técnica con la cual se puede enseñar o guiar de la mejor manera es la pregunta y la respuesta es sencilla: el ejemplo, situación que para desgracia de algunas nuevas generaciones se da pero en sentido contrario, es decir, mal ejemplo generalizado. Ser docente implica una gran responsabilidad, ser docente implica ser humano de excelente calidad, ser docente implica tener una gran sensibilidad para decir las cosas, pero sobretodo implica ser un buen ejemplo o por lo menos no ser un mal ejemplo.
  5. La indignación como sentimiento necesario para movilizar la conciencia
    Eduardo Galeano dice que “no hay quien pueda con la capacidad de contagio que tiene la indignación” y es la sensación que se necesita de todos aquellos afectados por la problemática educativa y laboral que vivimos, es menester que cada uno despierte hoy con un sentimiento de indignación por la forma como viene siendo tratado, por la forma como lo quieren seguir tratando, pero para esto hay que salir de algunas ignorancias dirigiéndose a la constitución nacional a leer cuáles son nuestros derechos fundamentales, en el caso profesoral las sentencias C-006/96, C-614/2009, C-882/2002, el artículo 53 de la Constitución Nacional, entre otras. Noham Chomsky en las 10 estrategias para la manipulación mediática puntualiza, además, que “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico”, estrategia bien utilizada por el rector de la UPTC en la reunión sostenida en diciembre pasado cuando manifestaba “entiendo lo que ustedes me dicen, yo mismo he sido un docente ocasional, su labor es vital para la universidad, es injusto como son tratados pero, yo no puedo hacer nada”, mis decisiones están atadas por el presupuesto, por los conceptos jurídicos, por la academia, por la contraloría, por …, por …, y surge la pregunta ¿esto siquiera puede decirse que es administración?, por el contrario, es otro motivo para entrar en indignación y emprender acciones en pro de la defensa de los derechos vulnerados por tantos años. Por último, debe ser motivo adicional la mentira flagrante del mencionado, cuando afirmó, como consta en grabación, que tan pronto como hubiera una tutela en contra de la universidad comenzaría a pagarle a los docentes lo que por concepto jurídico dejó de pagar. A hoy, hay al rededor de 9 tutelas a nuestro favor en Duitama y se de buena fuente que hay una, así la rama judicial amañada nos haya informado de su voluntad de no fallar en nuestro favor, en Tunja. Insisto, si estos no son motivos de indignación ¿qué podría serlo entonces?
  6. El reto que se atisba en el horizonte
    Ante los últimos acontecimientos, el ejemplo inmenso que nos han dado los estudiantes a través de la MANE, la cercanía del tercer encuentro de profesores ocasionales a llevarse a cabo en la UPTC, no queda otra que llenarnos de argumentos, de hacerlos nuestros a través de una profunda reflexión y quitarnos de una vez por todas el miedo de encima. El miedo tiene la gran virtud, para unos, de movilizarlos y para otros el aspecto negativo de paralizar; aunque la movilización como consecuencia del miedo, instinto de supervencia, puede ser buena en algunos aspectos, siempre es mejor pensar con cabeza fría, para dar paso al análisis y no emprender acciones de manera precipitada, pero resulta aceptable frente a la parálisis.
    Señores docentes, estudiantes, administrativos y público en general no queda otra que aprovechar la coyuntura del fin del mundo para hacer que colapsen esos llenos de corrupción, de conformidad, de indiferencia, de servilismo y pasar a uno nuevo en donde cada uno de nosotros sea valorado por su labor, por como piensa (pero hay que pensar para ganar esta valoración), por su desempeño y sobre todo por su calidad de ser humano; si en caso de que realmente el mundo se va a acabar en el 2012 que no nos coja dicho evento en la actitud en que estamos, que al menos en el juicio final tengamos argumentos para mitigar la carga de la culpa por haber dedicado una existencia multivariada a solo tres variables “relevantes”.
Docente “Ocasional” permanente UPTC

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